LA PALOMA LOMA
Esta historia sucedió
no hace mucho en un pueblo muy bonito llamado Villa del Río, lo conocéis,
¿verdad?, y su protagonista es una joven paloma con afán de llegar lejos en el
futuro. Se llamaba Loma.
A Loma le gustaba mucho
sobrevolar el pueblo observando tanto a las personas como a sus compañeras,
pues le gustaba quedarse mirando lo que hacían. En concreto admiraba mucho a
una paloma adulta que vivía en el campanario de la iglesia del pueblo, la cual
tenía el oficio más venerado por las palomas: paloma mensajera. Loma la
observaba muy a menudo y cada vez le surgían más dudas sobre aquel trabajo.
Hasta que un día decidió esperar a que Carlota, que así se llamaba, no
estuviera muy atareada y voló hasta el campanario de la inmaculada para hablar
con ella y resolver tantas cuestiones.
Después de presentarse
tímidamente, empezó a soltarle todas sus preguntas, pero entre los nervios y la
emoción no se le entendía ni una palabra de lo rápido que iba, así que Carlota
la paró, y muy dulcemente le preguntó si es que ella soñaba con ser paloma
mensajera. Loma se ruborizó creyendo que se reiría de ella, y asintió con la
cabeza agachada, pero su amiga le miró a los ojos y le dijo que no era
inalcanzable, ni mucho menos, pues con tenacidad conseguiría las cualidades
necesarias: orientación, resistencia…pero lo que si era imprescindible era
querer ayudar a la gente desinteresadamente, incluso sacrificándose a veces.
Nada más oí eso a Loma
se le dibujó una gran sonrisa y dijo que entonces ella tenía muchas
posibilidades de llegar a serlo, pues le encantaba ayudar a todo el mundo,
sobretodo a sus amiguitos humanos que tenía, por lo que Carlota se alegró mucho
y se ofreció para empezar a instruirla en el oficio. Loma aceptó y se despidió
de ella hasta el día siguiente, pues ya había anochecido y sus padres estarían
preocupados. Esa noche nuestra amiga apenas pudo pegar ojo pensando en todo lo
que había sucedido.
Al día siguiente por la
tarde, cuando Carlota estaba descansando, Loma fue a su nido y comenzó con sus
clases. Su amiga y ahora profesora la instruyó en la orientación, a lo que la
pequeña ave respondió muy bien, en aguzar la vista cuando todo estaba oscuro,
en volar cada vez con sobres más grandes y pesados, en ser resistente en las
horas de vuelo…Loma aprendía con mucha velocidad y Carlota estaba muy contenta
con ella.
Pasaron los meses,
nuestra amiga creció y con ella su experiencia en la mensajería, aquel trabajo
que siempre había soñado.
Un día cuando Loma
estaba en el colegio de sus amiguitos hablando con ellos en la hora del recreo,
un profesor entró en la clase muy asustado con todos sus niños detrás, diciendo
que se había producido un incendio en toda la planta de abajo y que no podían
avisar a los bomberos, pues el teléfono estaba en la planta en llamas. Los
niños, cada vez más asustados y viendo que el fuego subía, lloraban
desconsoladamente. Loma vio que ella era la única solución posible, habló con el
profesorado y se ofreció para llevar lo más rápidamente posible un mensaje de
socorro a los bomberos. Los profesores y profesoras aceptaron esperanzados. Una
de ellas escribió el mensaje, se lo ató bien a la patita derecha de Loma y la
lanzó al vuelo. Al cabo de diez minutos, Loma regresó al frente de una patrulla
de bomberos que velozmente apagaron el fuego y sacaron a los estudiantes.
Estos, ahora, al verse
sanos y salvos, sólo estaban preocupados por encontrar a su gran amiga para
agradecerle su valiente hazaña. Pasaron buscándola al menos media hora, y
cuando la hallaron, estaba desmayada en un escalón cerca del colegio. La pobre,
al ser su primera misión y encima tan urgente, había acabado agotada
totalmente, así que Pedro, un amiguito suyo la cogió suavemente y se la llevó a
su casa para que se repusiera.
Tardó una hora
aproximadamente en abrir sus pequeños ojillos, y cuando lo hizo se sobresaltó,
pues allí había mucha gente: los profesores y profesoras del colegio, algunos
bomberos, niños y niñas, sus padres y Carlota, quien acercándose a ella le dio
un gran abrazo y, felicitándola por su esfuerzo y su valía la nombró, nada más
y nada menos delante de todos los que estaban allí, paloma mensajera de Villa
del Río.
Loma, que no cabía de
felicidad y nerviosismo, empezó a hablar muy rápido como cuando se presentó por
primera vez a Carlota, esta vez agradeciéndole a todos que hubieran hecho
posible que su sueño se cumpliese.
Y desde entonces, Loma
lleva los mensajes más importantes y urgentes del pueblo, pues era la más veloz
y segura, incluso se convirtió en la paloma más admirada por sus compañeras…
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